EUROESPES Actualidad COVID-19



Evolución informativa:
En anteriores Boletines ya hicimos mención a la nefasta influencia que la pandemia COVID-19 había tenido sobre otros sectores de la ciencia, con cierre de laboratorios, incremento del paro en el sector de los investigadores, desvío de presupuestos de proyectos tradicionales a
proyectos relacionados con el coronavirus, y también la actitud camaleónica de algunos grupos que, sin pertenecer al sector, para no perder fuelle económico, se reconvirtieron en virólogos. En este contexto, es innegable la caída del número de publicaciones científicas en
múltiples disciplinas a lo largo de 2020, con el auge dramático de los trabajos realizados sobre la COVID-19 en el último año, con valor y calidad variable.
En 2020 se publicaron 91.000 estudios sobre COVID-19 y en lo que va de 2021 ya han sido publicados 60.000 trabajos. Para que sirva de ejemplo comparativo, desde el año 2000 se han publicado 2.800.000 estudios sobre cáncer; 228.000 en 2019, 250.000 en 2020, y
113.000 en los primeros 5 meses de 2021. El cáncer es la segunda causa de muerte en el mundo, con una media de 10 millones de muertos al año. Por COVID-19 han muerto hasta la fecha unos 3.54 millones de personas.
Como es normal en ciencia, no todas las publicaciones sobre COVID-19 son homogéneas ni coincidentes; hay multitud de datos contradictorios y, por supuesto, hay voces disidentes, que no han recibido el mismo grado de atención mediática. Existe un clamor generalizado en
el mundo científico contra el sesgo mediático de la información, polarizada en mensajes gubernamentales o interesados y no en datos científicos. Un importante sector de la ciencia considera que el sesgo informativo genera confusión, incertidumbre y dudas que redundan
en perjuicio de la salud de las personas al no poder manejar con eficiencia sus condiciones de salud frente a la pandemia.

Farmacogenética anti-COVID-19
Tanto las muertes por COVID-19, como la buena o mala respuesta a fármacos, una vez contraída la enfermedad, están relacionadas con el perfil genético de las personas infectadas, las enfermedades concomitantes y el tipo de medicación que reciben. Desde el año pasado se han publicado 60 trabajos científicos sobre la farmacogenética de la COVID-19 y todos los datos apuntan en la dirección de la trascendencia del genoma a la hora de afrontar la lucha contra la infección y la respuesta a medicamentos.
Anticipándose en casi un año a los grupos de investigación más avanzados del mundo, un grupo de investigadores del Centro Médico EuroEspes, liderados por el Dr. Ramón Cacabelos y el Dr. Juan Carlos Carril, desarrollaron el COVID-19-GenoPredictor como instrumento predictivo de riesgo de afectación pulmonar grave y consecuente hospitalización en pacientes infectados por coronavirus, así como predictor farmacogenético para poder personalizar el tratamiento en los pacientes ingresados y en los pacientes ambulatorios.
El uso del COVID-19-Genopredictor permite a los no infectados identificar el riesgo de infección y daño pulmonar, y es el único instrumento disponible a nivel médico para personalizar el tratamiento farmacológico en aquellos pacientes que requieren medicación para luchar contra la infección.
El COVID-19-GenoPredictor facilita el genotipo de los genes ACE2 y TMPRSS2, responsables de la vulnerabilidad pulmonar a la infección por coronavirus, así como los genotipos de un conjunto de genes responsables de la respuesta inmune y los geno-fenotipos de genes
metabólicos responsables de la seguridad y eficacia de los medicamentos que pueda recibir un paciente para el tratamiento de COVID-19.
Referencias
Takahashi T, Luzum JA, Nicol MR, Jacobson PA. Pharmacogenomics of COVID-19 therapies. NPJ Genom Med. 2020 Aug 18;5:35. doi: 10.1038/s41525-020-00143-y. PMID: 32864162; PMCID:PMC7435176.
Ragia G, Manolopoulos VG. Inhibition of SARS-CoV-2 entry through the ACE2/TMPRSS2 pathway: apromising approach for uncovering early COVID-19 drug therapies. Eur J Clin Pharmacol. 2020
Dec;76(12):1623-1630. doi: 10.1007/s00228-020-02963-4. Epub 2020 Jul 21. PMID: 32696234; PMCID:PMC7372205.

Cómo prevenir reacciones adversas a las vacunas
En estos momentos, a la gente le preocupa tanto la COVID-19 como las vacunas anti-COVID-19. La información es confusa y necesita clarificación y análisis profesional (véanse Boletines previos). Todos los fármacos y todas las vacunas causan efectos secundarios, más o menos severos, dependiendo del perfil farmacogenético de cada paciente. Ninguna de las vacunas disponibles es inocua (véase Efectos Secundarios de las
Vacunas anti-COVID-19). Conocidos los efectos secundarios más prevalentes de cada vacuna, los médicos deben aconsejar a sus pacientes cuál es el tipo de vacuna más adecuada para ellos, especialmente en aquellas personas que padecen dolencias crónicas, accidentes
vasculares y reacciones alérgicas. Desde un punto de vista profesional, la única forma de predecir (y evitar) el riesgo de efectos adversos es mediante la realización de un perfil farmacogenético global (Tarjeta Farmacogenética Inteligente de EuroEspes) y un perfil
farmacogenético selectivo (COVID-19-Genopredictor).
Las personas que estén tomando
fármacos de forma continuada y tengan que vacunarse son candidatos a realizar un perfil
farmacogenético global, mientras que quienes carezcan de antecedentes patológicos relevantes o no consuman fármacos, con un perfil farmacogenético selectivo sería suficiente para predecir riesgos y poder optar por la mejor opción inmunogénica (tipo de vacuna).


Cómo saber si estamos inmunizados
Con vacunarse no basta. El ponerse la vacuna no garantiza inmunidad. Aproximadamente, dependiendo de edad, sexo, uso de fármacos, fase menstrual y patologías asociadas, un 25-50% de las personas no responden a ninguna vacuna. La respuesta de anticuerpos difiere
notablemente de unas vacunas a otras y aumenta de tres a cuatro veces después de la segunda dosis con todas las vacunas, pero ninguna genera un título de anticuerpos similar a una infección activa.
La única forma de saber si la vacuna ha sido eficaz o no es mediante el análisis del título de anticuerpos generados. Como ejemplo, un paciente infectado en fase activa muestra un nivel de anticuerpos de 20.000 a 80.000 U/mL. Ninguna vacuna genera este nivel de anticuerpos.
A los 3 meses, el nivel de anticuerpos se reduce a la mitad, y medio año después de la infección, en más de la mitad de los pacientes, los anticuerpos empiezan a desaparecer, con lo que el paciente puede volver a contagiarse si está en contacto con el virus.
De acuerdo a los datos disponibles en la actualidad, podría estimarse que las personas con un nivel de anticuerpos inferior a 1000 U/mL, un mes después de la segunda dosis de la vacuna o 2 meses después de la vacuna monodosis, no están correctamente inmunizadas y
podrían volver a infectarse.
Si esto se confirma en millones de casos, el pasaporte sanitario (para vacunados), sin una PCR  de 24-48 horas, es una falacia de alto riesgo.

Puedes ver el informe completo siguiendo este enlace:
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O visitando la web de EUROESPES:
https://euroespes.com/boletin-medico/